Recorré la calidez urbana e industrial de Rufino Petit Hotel

Como una pausa obligada del bullicio citadino, Rufino Petit Hotel se integra naturalmente al paisaje, proponiendo una estancia reparadora con un estilo único. Una apuesta del arquitecto Diego Kotlik.

La 5° sección de la ciudad de Mendoza sumó a su paisaje arquitectónico a Rufino Petit Hotel, un edificio que se integra naturalmente al paisaje, tanto por su escala como por su tratamiento del detalle. El mismo está ubicado en la calle Rufino Ortega 718, un área tranquila y cercana al corazón de la urbe mendocina.

“El edificio se diseñó con una estructura metálica que aportó rapidez a la construcción”.

Si bien la zona se destaca por su frondosa arboleda y diversidad arquitectónica en viviendas (todas cercanas a un contexto urbano diverso y animado) el desafío del arquitecto Diego Kotlik era poder generar la alquimia de un Petit Hotel, en el que lo industrial se fundiera también con un estilo modernoso, pero que coqueteara con la impronta vintage de manera perfecta. Una apuesta no sólo lograda con “Rufino Petit Hotel” sino perfectamente amalgamada para que el concepto, mantuviera su idilio con lo funcional.

“Los hierros y hormigones, muchas veces disimulados, se manifiestan como un mecanismo apto y acogedor, como aquellas obras de la industria que inspiran mediante su bella funcionalidad”, apuntó Kotlik.

Mecano perfecto

El edificio se diseñó con una estructura metálica que aportó rapidez a la construcción, además de dotar al edificio de terminaciones tan bellas como altamente expresivas, las que, a pesar de su apariencia inicialmente cruda o industrial, lograron por medio de los hierros y el hormigón, la integración positiva a lo que implica la experiencia del habitar.

Según destacó el arquitecto, “para la estructura metálica se empleó un sistema de losas colaborantes, conformado por chapas preformadas hechas de acero estructural galvanizado que junto al concreto, conformaron la losa estructural”.

“Los hierros y hormigones, muchas veces disimulados, se manifiestan como un mecanismo apto y acogedor”.

Por su lado, el proceso constructivo se aceleró con el encofrado autoportante del hormigón, pudiéndose trabajar en varios niveles simultáneamente. La estructura metálica de columnas, vigas y diagonales se unieron a su vez mediante tornillos y platinas. “El proceso de colocación de las mismas fue muy preciso ya que fueron agujereadas en fábrica para su montaje, al mejor estilo del juego Mecano”, detalló el profesional.

Calidez en los detalles

Como toda apuesta arquitectónica el interiorismo y decoración se fusionan amables con la propuesta estructural, en donde desde los diferentes tipos de muebles elegidos, los ventanales y la estructura metálica de este “Petit Hotel” conviven de forma armoniosa, cálida y definitivamente eficaz.